La obesidad en nuestras mascotas, una enfermedad al alza


La obesidad, tanto en las personas como en los animales, es un problema médico importante con graves implicaciones para la salud.

Puede afectar gravemente la calidad de vida de perros y gatos, generar otras enfermedades y reducir su esperanza de vida. 

En los últimos años se están incrementando los problemas de obesidad en los animales de compañía. Según la Asociación para la Prevención de la Obesidad en las Mascotas, en Estados Unidos hay aproximadamente un 60% de gatos y un 56% de perros obesos. Alrededor del 40% de los perros y gatos de los países desarrollados de Europa Central sufren de obesidad, de acuerdo al Instituto de Nutrición Animal, Desorden Alimentario y Dietética de la universidad de Leipzig.

El aumento de peso es consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta y el consumo energéticos. Existen diversos factores predisponentes:

  • La raza: Cocker, Labrador, Beagle, Teckel… en el perro. Siameses y mestizos en los gatos.
  • La edad: los primeros 6-18 meses todo lo que comen lo invierten en crecer, hasta que alcanzan su tamaño definitivo. A medida que el animal envejece disminuyen sus necesidades energéticas por lo que hay que modificar el tipo de pienso. 
  • Hábitat: los animales que viven en pisos padecen obesidad con mayor frecuencia.
  • Enfermedades subyacentes: algunas enfermedades como el hipotiroidismo o la diabetes contribuyen al aumento de peso.
  • Esterilización: debido a la castración disminuye el índice metabólico en reposo, aumenta el apetito y disminuye la actividad por lo que las necesidades energéticas también varían siendo necesario un tipo de pienso distinto para animales castrados.

Pero son los hábitos alimentarios los que contribuyen principalmente a la obesidad: alimentación “ad libitum” (a demanda), premios, sobras de la comida, dietas ricas en grasa, chucherías etc..Tampoco debemos olvidarnos del sedentarismo, uno de los mayores enemigos de esta enfermedad. 

Se ha visto que la obesidad es un problema directamente relacionado con los hábitos del propietario. Es decir, que si el dueño de la mascota es una persona con problemas de sobrepeso y lleva una vida sedentaria, es muy probable que su mascota padezca problemas similares. 

Son numerosas las enfermedades relacionadas con la obesidad pero las principales serían enfermedades locomotoras tales como la artritis y desgarros ligamentosos, problemas en la columna vertebral, enfermedades del tracto urinario, alteraciones hormonales, insuficiencia cardiaca e hipertensión. Además se reduce la capacidad de resistencia a infecciones y dificulta los procedimientos terapéuticos y diagnósticos al reducir la tolerancia al estrés metabólico (mayor riesgo en anestesia por ejemplo).

Y cómo sabemos si nuestra mascota está obesa? 

Porque a menudo el propietario es incapaz de valorar objetivamente la condición física de su perro o gato. Por eso es importante llevar a nuestra mascota a hacer sus revisiones veterinarias periódicas, en las cuales se pesará al animal y se llevará a cabo el seguimiento correspondiente. 

El diagnóstico de la obesidad consiste en un cálculo del porcentaje sobre el peso ideal. Si se excede en un 20% o más, sería un caso confirmado. El método más habitual para calcularlo es medir el índice de condición corporal (ICC), que se basa en una inspección visual por parte del equipo veterinario en la que se puntúa al animal en una escala del 1 al 9, en la cual el 9 correspondería a la obesidad mórbida. 

En esta inspección se controlan básicamente 3 puntos:

  1. Se palpan las costillas. Se deben poder contar.
  2. Se valora el diámetro de la cintura.
  3. Se valora el abdomen que debe estar firme y plano. 

Cuando existe sobrepeso el abdomen pierde firmeza y aparece distendido y con acúmulos de grasa y es difícil palpar cintura y costillas. 

Y cómo abordamos la situación si tenemos una mascota obesa?

El tratamiento contra la obesidad consiste en un programa de control de peso que se basa en una evaluación médica global del perro que permita diagnosticar la magnitud del sobrepeso, diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad concomitante y la elaboración de un plan de pérdida de peso con control de la dieta y programa de ejercicios. 

En los casos más complicados, y cuando los propietarios se frustran por las falta de resultados, se puede optar por utilizar algunos fármacos que ayudan a disminuir el apetito. 

Pero, como se suele decir frente a cualquier enfermedad, es mejor prevenir que curar. La mejor forma de hacerlo es proporcionar a nuestros animales todos los nutrientes que necesiten a través de una dieta equilibrada y bien racionada, intentando evitar todo lo que sería “comida extra”. Al mismo tiempo es importante promover un estilo de vida sano para los animales a base de ejercicio y controles de peso periódicos.

Míriam Rodríguez
Veterinaria
Lliga per a la protecció d’animals i plantes de Barcelona

26 de març de 2021