La depresión felina por abandono


En los últimos años, la creciente incorporación del gato como animal de compañía ha despertado un gran interés (por parte de veterinarios, etólogos y amantes en general de esta especie), por el estudio del comportamiento del mismo así como de los problemas físicos que puedan derivar del comportamiento.

Cada vez existe mayor cantidad de humanos que deciden compartir su vida con esta especie y se interesan por conocer todos los aspectos relacionados con su salud, bienestar y comportamiento pero lamentablemente y en contraparte, la presencia cada vez mayor del gato como mascota, ha producido en los últimos años un aumento desmesurado en el abandono de los mismos, los cuales al igual que cualquier otro ser vivo, sufren física y psicológicamente los efectos de esta terrible situación.

Desde el punto de vista de comportamiento, el gato es un animal territorial fuertemente ligado a su entorno, considerando todo lo que rodea al animal (espacio físico, otros individuos, etc.). Su carácter independiente, que se manifiesta en periodos de soledad para cazar, jugar y descansar en ningún caso significa que sean individuos solitarios, por el contrario, un gato correctamente socializado por el hombre es dependiente de él para conseguir alimento, afecto y bienestar general. El gato doméstico es un animal sociable, de carácter dulce y dócil que establece estrechos vínculos afectivos con su amo y en particular con todos aquellos individuos que tenga con-tacto durante las primeras ocho semanas de vida (periodo de socialización del gato), por lo tanto y sin lugar a dudas, los efectos del abandono sobre el bienestar del gato pueden llegar a ser nefastos e irreversibles en la mayoría de los casos.

Cuando un gato es abandonado puede sufrir depresión y estrés. El estrés produce liberación de una serie de sustancias hormonales, principalmente de la CRH (hormona liberadora de corticotropina) a nivel del hipotálamo. Esta hormona aumenta los niveles de otra hormona llamada ACTH a nivel de la hipófisis (hormona adrenocorticotropa) y esta última aumenta la síntesis de Cortisol por parte de las glándulas adrenales, el cual en grandes cantidades, produce varios efectos sobre el organismo y suprime el centro regulador del hambre a nivel del cerebro, trayendo como consecuencia la anorexia.

La anorexia definida en medicina veterinaria como la disminución o supresión del consumo de alimentos, es uno de los trastornos de alimentación más comunes que pueden presentar los gatos ante diversas situaciones de estrés, entendiéndose como situaciones de estrés cualquier cambio en el ambiente del animal como mudanzas, viajes, introducción de nuevos individuos ya sean humanos o animales, pérdida o separación de individuos, abandono, o cualquier otro evento que altere la rutina normal que el gato tenía hasta ese momento.

La anorexia es un trastorno muy grave que puede traer como consecuencia diversas enfermedades. En primer lugar, cuando un gato deja de comer no puede obtener fuentes de energía necesarias (glucosa) para el funcionamiento de las células, por lo tanto, su organismo comienza a transportar las grasas al hígado con el fin de transformarlas en fuente de energía. En los gatos ese transporte excesivo de grasas a nivel hepático se acumula de manera anormal interfiriendo con el funcionamiento correcto del hígado y generando finalmente una infiltración excesiva de grasas a nivel hepático conocida como lipidosis hepática.

Este trastorno una vez instaurado es bastante difícil de corregir y su tratamiento requiere la implantación de una sonda enteral que garantice el aporte directo de alimentos al aparato digestivo del individuo. En segundo lugar, y no por ello de menor gravedad, la anorexia (junto con el estrés) puede producir una bajada de las defensas inmunitarias del gato (inmunosupresión) haciéndolo más susceptible ante agentes virales que causan enfermedades graves y de pronóstico reservado. Ambas situaciones tanto la lipidosis hepática como la inmunosupresión ponen en peligro la salud del animal, trayendo como consecuencia en muchos de los casos su inevitable muerte.

Míriam Rodríguez
Veterinaria
Lliga per a la protecció d’animals i plantes de Barcelona

28 de mayo de 2021